¿Por qué estamos obesos?
Por: Susana Valdés Levy
La obesidad se ha convertido en
el problema de salud pública número uno en México y en el mundo. La gordura no
solamente nos deforma, sino que también nos hace propensos a otras enfermedades
graves y crónicas como la diabetes y la hipertensión. Socialmente, genera
discriminación y hasta bullying, sexualmente (en particular a las mujeres) nos
etiqueta como “indeseables”.
Hace unos meses, me sorprendió el
despegado que publicó en los periódicos, a manera de inserción pagada, la Industria
Refresquera Mexicana, asegurando que los refrescos son compatibles con un
estilo de vida saludable y que no son los causantes directos del sobrepeso y la
obesidad.
Los refrescos embotellados, así como las pizzas, chocolates, hamburguesas, papas fritas, donas glaseadas,
frituras, la cerveza, los tacos, las tortas, los tamales, los embutidos y todas
esas cosas deliciosas, están en la lista negra de los nutriólogos.
Especialmente si son preparados con ingredientes refinados.
Dicen que para bajar de peso una
persona debe restringir de manera muy importante el consumo de los 5 blancos,
que son: azúcar, grasa, sal, harina y alcohol. Pero que también es importante
reducir el consumo de bebidas “negras” (refrescos de cola) aunque sean de los
llamados “light”.
Sin duda estas campañas contra la
obesidad han golpeado fuertemente a la industria refresquera, en especial a los
refrescos de cola. Lo que hace 45 años era común, como ver a una mujer darle 3
onzas de coca-cola a su bebé en un biberón, hoy parece un sacrilegio.
Este año la industria refresquera
publicó un despegado donde insiste en que el problema no son los refrescos sino
los hábitos y el estilo de vida. Estoy de acuerdo. El desequilibrio energético
entre lo que se consume y los que utiliza por nuestro cuerpo produce obesidad.
Expresar el afecto con comida es también parte de nuestra cultura, el
sedentarismo, la ansiedad, la depresión, el aburrimiento, la baja autoestima,
todos esos males de hoy influyen en que las personas ingieran más calorías de
las que pueden quemar.
El problema entonces está, como
dice el desplegado, en el estilo de vida, en la falta de actividad física tanto
dentro como fuera de casa. Nos ha engordado no solo el exceso de comida, sino
también el exceso de tecnología que simplifica nuestras tareas a un grado tal
que no necesitamos movernos. Nos engorda la tele, la computadora y los
videojuegos, Nos engorda la inseguridad
que no nos permite salir a jugar y disfrutar de hacer ejercicio al aire libre.
Nos engorda el uso del automóvil para ir a una distancia de dos cuadras, porque
no queremos caminar. Nos engorda la poca o nula importancia que en el sistema
educativo le hemos dado a la educación física y la poca o nula importancia que
en la sociedad le hemos dado a la salud y la higiene mental.
La obesidad es un problema de
salud pública, pero en realidad es solo el síntoma. La obesidad no solo tiene su origen
en lo que comemos y bebemos, sino en cuánto y cómo lo hacemos. Sin embargo, el
verdadero mal, lo que nos está matando lentamente es lo que NO hacemos.
Así como cada vez es más evidente
que el problema de las drogas no es un asunto de seguridad nacional sino un
tema de salud pública, pronto verán que el problema de la obesidad no es tanto
un caso de salud pública, sino un asunto de educación y desarrollo humano. Con
un metabolismo aletargado por la inactividad, hasta el aire engorda. Perdonemos
a los refrescos.
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