Mi abuela paterna: Su nombre era Herminia Sáenz Garza, nació
en 1895 en El Mezquital, Apodaca Nuevo León.
Sus padres (mis bisabuelos) se llamaban Juan Sáenz y Concepción Garza.
Ellos tuvieron muchos hijos: Anita, Jesusita, Aarón, Moisés, Josué, Juan,
Herminia, Ofelia, Olivia, Elisa…
Mi abuelita se casó con Efraín Valdés Barragán, pero yo no
conocí a mi abuelo paterno pues murió joven, de un infarto cuando mi papá
(Arturo Valdés Sáenz) todavía era un niño. Mis tíos Aarón y Juan apoyaron mucho
a mi abuela tras su viudez, porque los hermanos Sáenz eran muy unidos. Además
el tío Aarón era un hombre política y económicamente poderoso. Mi tío Juan era
empresario aquí en Monterrey y Moisés Sáenz que era un intelectual, había
fallecido relativamente joven, a consecuencia de una enfermedad que adquirió
(algo así como una fiebre o neumonía)
mientras estaba en una expedición haciendo sus estudios indigenistas en
el Perú. Al igual que Josué, quien
falleció al intentar rescatar a un niño del fondo de una noria, pero ambos el
tío Josué y el niño, murieron al poco tiempo envenenados por haber inhalado el
gas metano del fondo del pozo aquel. Así que básicamente, fueron Aarón y Juan
quienes arroparon y apoyaron a mi abuela y a sus hijos. También visitaba con
frecuencia a su hermana menor Elisa, quien vivía en General Terán en la
Hacienda Soledad de la Mota, Elisa se había casado con Plutarco Elías Calles,
hijo del General…De hecho, el Gral. Calles vivió ahí en la Hacienda con ellos,
cuando volvió de su exilio en San Diego.
Cuando mi papá era niño, se sentaba en el regazo del General, él le
contaba chistes en verso al oído a mi papá y luego mi padre los repetía. El
General se reía de sus propios chistes re-contados por el niño y le decía “Arturito
el poeta”.
El recuerdo que guardo de mi abuelita Herminia Sáenz Garza,
es primero, de su concepto –casi obsesivo- del orden y la limpieza. Su
disciplina y su idea de la alimentación, el ejercicio y la salud (cuando nadie
hablaba de eso). Era una mujer muy elegante y correcta, de carácter fuerte y
principios sólidos, que leía su Biblia todas las noches antes de dormir y nos
daba besos en la frente. Recuerdo su aroma a sándalo, a una combinación de
maderas y flores. Yo conviví mucho con ella, tal vez más que sus otros nietos,
en parte porque los hijos de mi tío Efraín vivían en el Mante Tamaulipas y
venían poco. Ella era mi abuela paterna, Herminia Sáenz.
llege hasta aqui porque vi un documental en tv
ResponderBorrary mencionaron la haciaenda de la mota,
excelente y felicitaciones,
agm.