Los Funerales de Don Orégano.
Por: Susana Valdés Levy
Lengua de Suegra (Sansevieria)
Bitácora de mi jardín: Como les comentaba, el viernes 25 de mayo del presente, falleció Don
Orégano de la Escalera del Patio y el sábado por la tarde, con pompa y
protocolo, se llevaron a cabo los funerales de tan apreciado personaje del
patio-jardín.
Se acercaba la hora de iniciar la misa que ofició Crespón I,
sumo pontífice de la comunidad y poco a poco iban llegando los deudos. En la
primera fila estaban, por supuesto hechas un mar de lágrimas, las hermanas
Albahaca y Yerbabuena consoladas por su vecina Lavanda. Junto a ellas estaban
muy serios y visiblemente tristes los hermanos Romero y Tomillo.
Antes de iniciar la misa, se acercaban discretamente a dar
su pésame, la familia Rosales (Las tres hermanas: Rosita, Rosaura y Rosalba
Rosales con su rosario en mano), el Sr. Olivo, los Gemelos Plumbago, Gerardo
Geranio, (que para mi gusto iba muy floreado para la ocasión, pero él dice que
el luto se lleva en el corazón) igual que la Bugambilia que no oculta su origen
tropical. La Pasionaria con sus pesadas flores muy cabizbajas, así poco a poco
pasaba de una por una, las Gardenias, la Madreselva y otros más, a dar su
sentido pésame a la distinguida y respetable familia Escalera del Patio. Y como
cada quien expresa la tristeza a su manera, el Árbol Moctezuma, orgulloso de
sus raíces prehispánicas, llevó matachines.
Pedro Peyote Pacheco, sabiéndose poco aceptado y mal visto,
no se atrevió a acercarse y se mantuvo al margen de ese “evento social” en que
se convirtió el funeral de Don Orégano, donde todos se saludaban, hacían
negocios, se contaban chistes, presumían su nuevo “look” con sus recientes
podas y platicaban de los últimos fertilizantes de moda. Pero Pedro Peyote,
chaparrito y mal rasurado, desde su lugar murmuraba: “¡Qué loco todo esto
hermano! Este viejo Orégano ya anda en otra dimensión y yo aquí extrañando a
mis parientes de Real de Catorce”.
En eso estaban cuando inesperadamente llegó una planta muy
espigadita, atractiva y guapetona,
acompañada de dos retoñitos con un aroma sospechosamente parecido al de Don
Orégano. Se acercó llorando hasta donde estaba la maceta del difunto y dijo
sollozando: “¡Orégano querido! ¿Por qué te nos fuiste? ¡Tú y yo hemos sido tan
cercanos siempre y tan parecidos, tan compatibles! ¡No sé como agradecerte que
dejaras en tu testamento que tu maceta será para mí y mis retoños…Siempre supe
que nos tenías en mente!”.
“¡Ooooorale! Esto se va a poner bueno y va a haber escándalo
grande en el patio.” dijo con voz aguardentosa Pedro Peyote sobre quien pesa el
precio de la mala reputación. Y agregó: “¡Y a mí que me la hicieron de tos
cuando dije que quería traerme a mi querida Mary-Juana a vivir conmigo al patio
en unión libre! ¡Cuánta doble moral hay en esta sociedad!”
Las chismosas Begonias no tardaron en hacer preguntas y
conjeturas sobre un posible amorío ilegítimo del finado Don Orégano, aun en
cuerpo presente. “¡¿Quién es esa tipa advenediza y coqueta?! Preguntaban en
susurros. La Sansevieria (poco santa y
muy severa) mejor conocida como Lengua de Suegra, filosa y picuda dijo: “¡Seguro
es una de sus queridas! ¡Una movidona!”
Y seguían: “Ya decía yo que Don Orégano tenía su lado
oscuro, supe que los mafiosos italianos no podían prescindir de él en sus
banquetes. Al Capone siempre le tenía un lugar especial en su mesa. Lo sé
porque Susana lo escribió en su Facebook” Dijo sin piedad la socialité, Begonia
Flores del Tallo Gordillo (ninguna relación con la ex líder sindical).
“¡Silencio víboras floreadas! ¡Qué poca raíz tienen! ¡Qué
ganas tengo de partirles toda su maceta!” Gritó indignada Doña Albahaca. “Esta
joven y bella plantita es nuestra sobrina Mejorana, en efecto pariente cercana
de la familia y la hemos llamado para que ocupe la maceta que dejará nuestro
hermano en el patio-jardín. Su aroma parecido al de Orégano es prueba
fehaciente de nuestro muy legítimo parentesco. Mejorana y sus retoños llegaron
para quedarse en la aromática familia Escalera del Patio.
Así pasaron las cosas
y así acabaron las misas. Yo nada más les cuento las cosas como sucedieron.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario