domingo, 13 de octubre de 2013

De Juicios y Prejuicios


 

 Por: Susana Valdés Levy.

 En algunas salas de los juzgados en Brasil, tienen a la vista de todos un gran crucifijo. No es por motivos religiosos. Es más bien para recordarles a todos los presentes, de una u otra forma, al juez, al jurado, a los abogados, a los testigos y a cualquiera que en la sala se encuentre, que hubo una vez (y como han habido muchas más) que un hombre fue juzgado y condenado arbitraria e injustamente.

 Tendemos a hacer juicios muy a la ligera en nuestra vida diaria. Nos parece fácil generalizar y condenar situaciones que no conocemos de fondo. Lo hacemos así hasta que algo nos sucede a nosotros o a un ser querido, solo entonces vemos la verdadera dimensión del sufrimiento humano.

 Se hacen juicios basados en prejuicios, y condenamos o justificamos arbitrariamente sin conocer las particularidades de cada caso. Como por ejemplo decir: "Si un muchacho cae en las drogas, es porque tuvo padres negligentes"; "Si un hombre o una mujer comete adulterio es porque tuvo que buscar en la calle lo que no encontró en su casa"; "Si una pareja se divorcia es porque son egoístas y no les interesa cuidar y conservar a la familia". "Si la mujer es golpeada es porque ella provoca al hombre"; "Si le dio cáncer es porque estaba llena de rencores y enojos no resueltos"; (¡Por Dios!, encima de tener que luchar contra el cáncer ¿hay que cargar con la idea de que uno mismo lo provocó? ¡Que injusticia!) "Si una chica soltera se embaraza es porque en su casa no le inculcaron valores morales", "Si un chico es gay, es porque hizo una elección inmoral y pervertida";...No digo que no sea de ese modo en algunos -muy pocos- casos, pero no en todos. Pero, con suma ligereza juzgamos, sentenciamos, condenamos y crucificamos a nuestros semejantes con lujo de crueldad, agregándole culpabilidad y sufrimiento a su ya preexistente dolor, dándonos baños de pureza a nosotros mismos.

 Hasta que nos sucede algo parecido en carne propia. Entonces nos volvemos piadosos y comprensivos como también esperamos la piedad y la comprensión que no tuvimos para otros que tropezaron antes que nosotros.

 Por eso me gusta esa idea de los juzgados en Brasil de colocar a Cristo crucificado, que aunque nada tenga que ver con religiosidad, es un claro ejemplo de un caso por todos conocido, donde un inocente murió por un juicio injusto y despiadado.

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