Por: Susana Valdés Levy
(Basado en hechos reales)
¿Qué será peor? ¿Hacer cosas buenas que parezcan malas, o hacer cosas malas que parezcan buenas? Hace muchos años, el padre de mi amigo Pancholín era chef (aquí se les llamaba "Jefe de cocina") en un tradicional restaurante de Monterrey. Cada noche al volver a casa, traía alguna delicia dentro de una bolsita de papel para darles a los niños. Su especialidad eran la lengua lampreada y las milanesas de res empanizadas. Estas últimas las preparaba a manera de torta, en pan francés recién horneado untado con mayonesa casera, aguacate, tomate y cebolla.
Pancholín y su hermanita esperaban con ansias, sentaditos en el pórtico de la casa, la llegada de su papá cada noche saboreándose la torta que iban a disfrutar antes de dormir. A veces al papá se le hacía tarde, pero de igual modo los niños esperaban su respectiva torta.
Pronto Pancho se dio cuenta de que una sola torta no era suficiente e ideó una estrategia para poder tener mas. Primero experimentó con la hipnosis ya que había ido a ver a Taurus do Brasil al teatro, y de ahí le surgió la idea de hipnotizar a su hermana pero no le funcionó. Entonces, se volvió experto en canciones de cuna y arrullos.
Cuando se acercaba la hora de que el papá volviera a la casa, Pancho comenzaba a cantarle a su hermanita los arrullos, una tras otra canción mientras le hacía "piojito" en la cabeza.
Haciendo bizcos y segundos antes de que el sueño la venciera, la hermanita alcanzaba a balbucear: "¡Mamá...Pancho me quiere dormir para comerse mi torta..!" "Shhhhh.....ru-ru-ru-ruuu" y la hermanita suspiraba profundo, ponía los ojos en blanco y los cerraba despacito para caer en un sueño placido. Así era cada noche.
Llegaba el papá, le daba las dos tortas a Pancholín y un besito en la frente a la nena dormida. Fue de este modo como Pancho conoció el insomnio, ya que, después de engullir dos tortas de milanesa empanizada con aguacate, difícilmente podía conciliar el sueño y cantarse canciones a sí mismo no surtía efecto alguno. ¿Hacer cosas malas que parezcan buenas o cosas buenas que parezcan malas? ¡Qué mas da! Al final el que la hace la paga.
Pancholín y su hermanita esperaban con ansias, sentaditos en el pórtico de la casa, la llegada de su papá cada noche saboreándose la torta que iban a disfrutar antes de dormir. A veces al papá se le hacía tarde, pero de igual modo los niños esperaban su respectiva torta.
Pronto Pancho se dio cuenta de que una sola torta no era suficiente e ideó una estrategia para poder tener mas. Primero experimentó con la hipnosis ya que había ido a ver a Taurus do Brasil al teatro, y de ahí le surgió la idea de hipnotizar a su hermana pero no le funcionó. Entonces, se volvió experto en canciones de cuna y arrullos.
Cuando se acercaba la hora de que el papá volviera a la casa, Pancho comenzaba a cantarle a su hermanita los arrullos, una tras otra canción mientras le hacía "piojito" en la cabeza.
Haciendo bizcos y segundos antes de que el sueño la venciera, la hermanita alcanzaba a balbucear: "¡Mamá...Pancho me quiere dormir para comerse mi torta..!" "Shhhhh.....ru-ru-ru-ruuu" y la hermanita suspiraba profundo, ponía los ojos en blanco y los cerraba despacito para caer en un sueño placido. Así era cada noche.
Llegaba el papá, le daba las dos tortas a Pancholín y un besito en la frente a la nena dormida. Fue de este modo como Pancho conoció el insomnio, ya que, después de engullir dos tortas de milanesa empanizada con aguacate, difícilmente podía conciliar el sueño y cantarse canciones a sí mismo no surtía efecto alguno. ¿Hacer cosas malas que parezcan buenas o cosas buenas que parezcan malas? ¡Qué mas da! Al final el que la hace la paga.
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